jueves, 14 de abril de 2011

SUSTOS DE INFARTO

Cuando era pequeña, recuerdo un día en el que tras hinchar un globo todo lo que pude, me acerqué sigilosamente a la cocina, con la traviesa intención de darle un susto a mi madre. Apenas podía contener la risa. Allí estaba ella, trajinando silenciosa con platos y pucheros mientras yo, presa de una gran expectación, alzaba el globo con una mano y con la otra lo pinchaba decidida con la punta de una aguja: ¡¡Pumm!! Y mi madre lanzó un grito espantada jajajaja. Se enfadó muchísimo y yo estuve un buen rato en mi habitación rememorando el gran momento y riéndome en silencio. Fue genial. No obstante, ya no lo volví a hacer.

Recuerdo también otro día de mi infancia en el que yo fuí la víctima de este tipo de sustos. Mi hermana me esperaba escondida al doblar la esquina del pasillo y casi me da algo cuando me asaltó con un grito fuertísimo... ¡¡Qué brinco me dio el corazón!! Del susto chillé y mi hermana lógicamente se descojonó.

En verano, por la noche, dejo la ventana de la cocina abierta por el tema del calor, y también la puerta del dormitorio. Si la puerta del dormitorio en vez de estar abierta de par en par, está abierta por la mitad, me levanto de la cama para abrirla del todo porque me da miedo que en mitad de la noche, una corriente de aire la haga cerrarse de golpe dando un fuerte y sonoro portazo. Me da miedo por el sustazo que nos llevaríamos.

Para sustazos el que se llevó Lara hace unos días. Lara es una concursante muy gritona de "El Reencuentro" que a los demás habitantes de la casa se les hace un poco cansina con su griterío. Una noche, Lara dormía plácidamente cuando su enemigo Iván se acercó silencioso a ella, y sabiéndola profundamente dormida, acercó el rostro a su oído y le gritó muy, muy fuerte. Uff.... el brinco que pegó la pobre chica fue impactante. De hecho, le costó un buen rato recuperarse. Tremendísimo susto se llevó; susto que ha sido calificado mayoritariamente como broma de muy mal gusto. Yo me quedé alucinada. Me hacen a mí eso, y creo que me da un infarto. En serio.

Y casualidades de la vida, el otro día viendo el "Sé Lo Que Hicistéis" sacaron vídeos de sustos a gente durmiendo. A un chaval que dormía a pierna suelta en el césped de no sé dónde, sus amigos le ataron en el tobillo una cuerda con petardos. Y prendieron la mecha, claro. Pobre chaval. El sonido que produjo la explosión del primer petardo lo hizo levantarse de un salto chillando desorientado, y la mascletá que se produjo a sus pies los hizo caer, levantarse, volver a caer, chillar enloquecido... todo un show. Pobre chaval. Yo aquí, me reí un montón con la escena, pero de pensar en que a mí me hagan algo semejante... yo creo que me quedaría tirada en el césped... ¡¡ un infarto fijo!!

Estas bromas tienen su morbo. Y provocan una risa auténtica. Pero al mismo tiempo a mí me dan "yuyu". Llamarme seria, pero yo sería incapaz de gastar una broma así, por temor a lo que pueda ocurrir. ¡¡Que se le puede causar un infarto a alguien..!! no sé, estar durmiendo felizmente y que de repente te hagan ¡¡Boooommmm!!...el sobresalto que se produce en el interior del cuerpo tiene que ser de aupa...Pero bueno, igual no es para tanto. Y la risa está asegurada. ¡¡Pero a mí que no me lo hagan!! Me da algo, de verdad...
¿vosotros qué pensáis? ¿gastaríais una broma así o creéis que es pasarse?.....¿o ya la habéis gastado? ;-)

martes, 5 de abril de 2011

TAMPONES EMPAPADOS EN VODKA

Todos cometemos imprudencias, pero más y especialmente los jóvenes. Ya sea por falta de conocimientos, de juicio o de madurez, los jóvenes, en muchas ocasiones no son conscientes de los peligros y de las consecuencias que pueden acarrear sus acciones, o aún siendo conscientes de ellos, las ejecutan imprudentemente. La última moda entre los adolescentes en Alemania para emborracharse sin que les huela el aliento a alcohol va más allá de una imprudencia; en mi opinión es una auténtica temeridad: se introducen tampones empapados en vodka. Sí, a mí también se me han salido los ojos de las órbitas cuando lo he leído en La Vanguardia.es. Osea, tampones de los de la regla, bien empapaditos en vodka, las jovencitas se los introducen en sus vaginas. Y los jovencitos, que cómo no, se apuntan a un bombardeo, pues se los introducen en sus anos. Increíble por absurdo, pero al parecer cierto. En mi adolescencia recuerdo que cometíamos muchas imprudencias... si hoy en día es inevitable cometer alguna que otra, pero llegar a tal grado de estupidez me parece que no puede ser verdad. A no ser claro, que cuando lo hagan ya lleven en su organismo un elevado grado de alcohol, que en ese supuesto, no sé, puede resultar un poco más creíble pero no sé, ni aún con esas...
Ante tamaña falta de sentido común ¿qué hacer?, porque hay cosas que a un adolescente no hace falta que se le expliquen para que sepa que no debe hacerlas, que estamos hablando de adolescentes hechos y derechos. ¿De verdad a un adolescente, hay que explicarle que no debe introducirse en sus partes íntimas un tampón empapado de vodka? ¿de verdad un adolescente no tiene el suficiente sentido común para saberlo? Ni que habláramos de niños de tres años.
Pues visto lo visto parece ser que sí. Vamos, que sí que hay que explicárselo. Hay que informarles de que haciendo eso pueden coger infecciones, que es peligroso y dañino... lo obvio.
Ignoro si estas "travesuras" están relacionadas con el fracaso escolar y demás temas relacionados con las aptitudes de los adolescentes o si tienen que ver con la educación que han recibido en sus casas pero la cuestión no es excusarlos ni buscar culpables, sino tal vez hacerles cuestionarse en qué están pensando; hacerles reaccionar; hacerles sonrojarse por sus actos; por su insensatez; hacerles querer crecer.
Qué sociedad ésta, jajaja. Me pregunto qué será lo siguiente que se le ocurrirá a esta intrépida juventud del siglo XXI y que nos dejará a todos una vez más patidifusos ante su particular forma de "innovar".
Sí; casi seguro, continuará...

viernes, 1 de abril de 2011

EL REENCUENTRO

Todas las tardes, a eso de las siete y media, pongo la tele en el canal siete -el que tiene parentesco con telecinco-, y los veo a ellos, los habitantes de la casa de "El Reencuentro". Como hace buen tiempo, a esa hora suelen estar en el jardín, aprovechando las últimas horas de sol, y dedicados a sus quehaceres, que son eso, relajarse, charlar, echarse unas risas... y poco más... "eso es vida" como dirían algunos.
Y yo, un ser que anda últimamente un tanto bloqueada por sus cosillas, me siento frente a la tele, y dejo que las imágenes me hagan evocar sensaciones ya olvidadas de aquellas tardes de verano en las que siendo tan solo una niña, pasaba los días sin prisas, sin madurez, ocupados por una nada absoluta repleta en su totalidad de simple y pura vida. "El Rencuentro" rescata de mi memoria aquellos veranos que se podrían resumir en uno: Verano Azul. Veranos ocupados en andar con las amigas, charlar de todo y de nada, no tener nada que hacer, reir y soñar. Eso es lo que veo en las tardes de "El Reencuentro" . Veo personas que han salido de la realidad de sus vidas, dejándolas aparcadas durante el período de tiempo que dure su estancia en la casa, para dejarse llevar por ese mundo surrealista en el que los días transcurren entre risas, charlas, tranquilidad, enfados, reconciliaciones y risas otra vez. No es surrealista la vida en El Reencuentro, es ese verano azul que seguro que todos hemos vivido alguna vez. Hoy veo a los habitantes de la casa como a personas afortunadas porque están gozando otra vez del privilegio de la libertad que solo la niñez concede. Son niños de nuevo. Solo viven, nada más. Yo les diría en voz bien alta ¡disfrutarlo!. Semejante descanso sería un crimen desperdiciarlo. Ya serán adultos cuando salgan por la puerta, que el verano azul solo se vive una vez y para ellos, esta es la segunda. Nunca he entendido que la gente pueda participar en este tipo de Realitys, pero hoy los veo con otros ojos. Hoy aquí, pondría el típico "Me gusta" que tanto se usa en la Red.


NOTA: Sé que tengo el blog abandonado, y me gustaría que esta entrada rompiera el bloqueo este mío, pero bueno, estoy bien, y sea como sea, gracias por estar ahí. Os leo.