lunes, 6 de junio de 2011

ALGUNAS MUJERES EN EL PARO

La crisis en su vida laboral comenzó hace menos de un año, cuando fue despedida a causa de escasez de faena, de la empresa para la que trabajaba. Llevaba allí más de cinco años. Aunque sospechaba que podía ocurrir algo así, la noticia le cayó como una jarra de agua fría. Pero para ser fiel a la verdad, he de decir que la tristeza ocasionada por la perdida del trabajo le duró apenas un par de días. La íban a indemnizar con unos nueve mil euros y tenía paro para dos años. La gente tenía razón: era como si le hubiera tocado la lotería. Mentalizada de que que se íba a tomar un tiempo sabático, recibió una oferta de empleo inesperada. Al parecer, su antiguo jefe, apenado por haberse visto en la obligación de prescindir de sus servicios, había hecho algunas llamadas a sus colegas, y casualmente alguien necesitaba cubrir una baja. En un principio no le hizo mucha gracia, pero teniendo en cuenta que solo se trataba de algo temporal que duraría unos ocho meses, acabó aceptando y reincorporándose al mundo laboral. Y por fin, esta semana, finalizará su contrato. Está dichosa. Está tan dichosa que le brillan los ojos. Cobrará el paro dos años, y mientras tanto puede que estudie algo. Un curso a distancia ó una oposición. Ó quizá se quede embarazada. Es el mejor momento porque ahora están - y cito literalmente- en el mejor momento económico (con los flamantes nueve mil euros en su cuenta bancaria).

Perfil de ésta "víctima de la crisis económica": Mujer. Veintiséis años. Vive en pareja. Pareja mileurista.

El otro día me llamó una amiga contándome que tras diez años en la empresa, la habían despedido. Reducción de plantilla. La crisis. La habían fastidiado, pero no lo llevaba mal del todo. Con la indemnización y el paro tenía para ír tirando. Y su marido aunque íba de trabajo en trabajo, siempre tenía algo entre manos. Además, estaba contenta porque así podría dedicar más tiempo a criar a su hija de un añito. Lo que más lamentaba era que sabía que un trabajo como el suyo de media jornada de administrativa no era muy fácil de encontrar. Pero de momento no íba a buscar. Tal vez estudiara algo. Y si llegado el momento no encontraba "de lo suyo" o los horarios no le gustaban, trabajaría en cualquier otra cosa. Lo importante era ganar dinero, el trabajo daba igual.

Perfil de ésta "víctima de la crisis económica": Mujer. Treinta y cinco años. Casada. Marido mileurista. Madre de una niña.

Hay muchas mujeres en casos similares. Mujeres que han perdido sus trabajos a causa de la crisis, y que no están buscando otro trabajo. Por diversos motivos optan por quedarse en casa y cobrar el paro. Ya buscarán cuando éste se acabe. Y como además cuentan con el sueldo de la pareja, no se preocupan. Ahora les toca vivir. Ya volverán a trabajar cuando no les quede otro remedio.

La mujer y el trabajo. Estoy convencida de que ahí fuera hay una gran cantidad de mujeres que volverían encantadas a esa época no muy lejana en la que las mujeres se quedaban en casa a cuidar del hogar y de los hijos mientras los maridos salían cada día para ir a trabajar. Son mujeres sin ambición laboral, sin inquietudes más allá de la familia. Mujeres inmersas en una sociedad que no es para ellas. Una sociedad consumista que en cierta manera las obliga a entrar en el mundo laboral para poder vivir a la altura de las circunstancias. Mujeres a las que esta crisis que ha provocado cinco millones de parados, ha obsequiado con un descanso remunerado de dos años sin trabajar. Mujeres que ignoro si son una mayoría, o una minoría, pero que existen y están ahí viviendo sus vidas como buenamente pueden. Mujeres que son una cara más del paro en nuestro país.