martes, 30 de abril de 2013

DE HOMBRES Y MUJERES...

No sé si soy machista, romántica, pudorosa ó antigua.  Antigua... jajaja.  De ser antigua me acusó recientemente una buena amiga mía cuando tras contarme que su hermano lo había dejado con la novia y que lo llevaba bastante bien porque al final de la relación estaba muy agobiado, exclamé un jovial "pues si él está bien eso es lo que importa;  que disfrute de la vida;  además él es un hombre..."  Buenooo.... a mi amiga le cambió la cara y protestó frunciendo el ceño: ¿Y qué que sea un hombre? ¿que si fuera una mujer no podría disfrutar?.  Yo me reí y contesté algo así como que no es lo mismo.  Que si en vez de su hermano fuera su hermana la que se quedara sin pareja sería más triste.  "¡Mira que eres antigua!" exclamó con el ceño aún más fruncido.  Y yo entonces reí a carcajadas.

Otra anécdota de la misma índole tuvo lugar hace poco en una trivial conversación con mi pareja.  Le pregunté por una compañera suya de trabajo que se divorció hace un par de años.   La chica lo pasó mal en su momento pero ahora ya lo tiene superado.  Bueno, el caso es que la respuesta a mi pregunta fue que ella ahora está bien;  que sale mucho de fiesta y que le gusta ligar.  Yo solté un compasivo "pobrecilla" y mi pareja me miró  y me espetó con perplejidad: "¿cómo que pobrecilla?  ....  pero si ella está bien;  está disfrutando ahora que puede".  Pues vale.  Pero yo seguí sintiendo una singular lástima hacia ella.  Lástima aparentemente injustificada;   O no.

Soltería, ligoteo, la vida de la noche.... no sé, no sé.  ¿Es machismo pensar que un hombre puede vivir la sotería felizmente conociendo a distintas mujeres y disfrutando de su sexualidad de una manera liberal pero que si eso mismo lo hace una mujer lo que inspira es lástima?  ¿Puede una mujer gozar del sexo sin amor con diferentes hombres y no sentirse sucia ó sola?  A lo mejor sí soy antigua por pensar que una mujer necesita a un hombre a su lado.  Estabilidad. O quizás lo que soy es feminista y por eso atribuyo a la mujer más profundidad y más sentimiento que al hombre.  Desde luego lo que sí tengo muy claro es que hombres y mujeres no somos iguales.  No sentimos igual ni vivimos la vida igual.  No.  Y en este tema en concreto, el de la soltería, las diferencias a la hora de vivirla estoy segura de que son abismales - bueno,habrán excepciones ;-) -.  
Pienso en mi, en mis hermanas, en mis amigas, en mis conocidas y en mujeres en general que están felizmente emparejadas, y pienso que si se vieran solas de nuevo, quizá por sus circunstancias pudieran sentirse aliviadas al principio - en los casos en los que son ellas las que están cansadas de sus parejeas-  pero a la larga - y no muy a largo plazo-  la soltería acabaría siendo la búsqueda del amor.  La búsqueda de una pareja estable.  Y el disfrutar de la sexualidad no tardaría en dejar lágrimas en la almohada por esos amantes que no son el amor buscado.  Creo que las mujeres somos así.  En cambio los hombres no creo que sean así. Pero si la mayoría de las veces son ellos los que "luego no llaman"...  Ellos seguro que sí que disfrutan.  Sin ataduras, sin remordimientos, sin lágrimas.  Pues eso,  lo que le dije a mi amiga.  ¿Que está de nuevo soltero?, pues que disfrute, que a fin de cuentas, él es un hombre.  Seré machista ó antigua, pero es muy posible que lleve razón... ¿ó no?

P.D.:  El día que dejemos de creer que necesitamos a un hombre a nuestro lado serán ellos los que derramen lágrimas.  Jajajaja....

viernes, 5 de abril de 2013

DOS FINALES PARA ASTRID

FINAL Nº1

Cuando Astrid se dejó arrastrar por la fuerza de la pasión creyó perder el control de su vida.  De su persona.  Su vida tal y como la conocía dejó de existir porque lo que empezó siendo una fuerte atracción se acabó convirtiendo en un intenso amor.  Un amor puro sobre el que su vida giraba pero que muy a su pesar estaba tristemente condenado a su fin.  Astrid tuvo que elegir entre su felicidad y la de su familia y eligió la de ésta última.  Eligió no hacer daño a su familia.  Eligió que su hijo se criara dentro del seno de una familia estable y feliz y por eso se alejó de él.  A él lo olvidaría.  El tiempo todo lo cura y con el paso del mismo todo volvería a ser como antes.  Esos pensamientos esperanzadores la empujaron a tomar su decisión.

Ya han transcurrido dos años desde aquel desliz y ahora Astrid es una mujer tranquila y feliz.  Su familia está bien;  a salvo.  Aunque disfruta de una agradable calma interior, no todo es exactamente como antes.  Ahora quiere a su marido de una manera diferente.  El amor que siente hacia él  es más fraternal que romántico.  No obstante, sabe que es su compañero en la vida, el que ella ha elegido y le da todo cuánto él necesita.  Es lo que ha elegido y no se arrepiente.  Se siente satisfecha.  
Pero en secreto, cuando se mete en la cama por las noches y apaga la luz, sus pensamientos evocan sentimientos de aquel amor que no pudo ser.  El encanta mimar esos sentimientos.... y con ellos se queda dormida:  sonriendo a los sueños secretos que yacen en su corazón.

FINAL Nº2

Dejar a su marido ha sido la decisión más difícil que ha tomado Astrid en su vida pero la realidad es que no le quedaba otra opción.  Locamente enamorada, ha actuado de la única manera que sabe hacer:  dejándose llevar por dónde su corazón la guíe.  Al principio intentó con todas sus fuerzas alejarse de él y permanecer junto a su marido, pero vivir así era un tormento.  El amor que sentía era muy fuerte y necesitaba estar a su lado.  Le dolía en el alma el dolor que íba a causar, tanto a su marido como a su querido hijito, pero tenía que hacerlo.  Así lo sentía en lo más profundo de su ser.  Pensar en la cantidad de hijos de padres divorciados que habían salido adelante la alentaba.  Ella ayudaría a su hijito.  Con todo el amor del mundo su niño lo superaría y llevaría una vida normal.  Y su pobre marido más tarde ó más pronto reharía su vida.  De eso estaba segura.  Todos lo hacían.  Y así, con la esperanza de que todo se arreglaría,  Astrid tomó su decisión y aunque fue muy duro, dio el gran paso.

La vida no es un cuento de hadas, y como me dijo mi querida amiga Uma en un comentario, "el libro de la vida no se escribe hasta la muerte".  Una gran verdad.  No podemos dar nada por sentado.  Nunca.
Astrid lo tenía todo.  Su vida soñada.  Y de repente un día todo cambió.  Astrid estaba destinada a que un amor repudiara a otro amor, porque cuando de sentimientos se trata la razón se nubla y es el corazón el que manda.  Aunque no es menos cierto también, que muchas otras veces otros sentimientos como la culpabilidad, la responsabilidad, el miedo y una gran fuerza de voluntad oponen férrea resistencia al corazón y logran esconder ese amor en lo más profundo del alma, donde permanece guardado, intacto, vivo y secreto.