lunes, 26 de abril de 2010

La Susi tiene envidia




Ayer me llamó por teléfono mi prima Susi porque necesitaba hablar. No está pasando por un buen momento y necesitaba que alguien la escuchara. Necesitaba apoyo y palabras de ánimo. Ignoro si hoy estará más optimista y si el desahogo de ayer alivió sus pesares, pero lo cierto es que depende de ella misma salir de la espiral en la que se halla inmersa. Es fácil ponerse en la piel de la Susi, porque los sentimientos a los que se está enfrentando, forman parte de la condición humana, y me atrevo a decir que todos los hemos experimentado en alguna ocasión. Os cuento su situación:



La Susi lleva saliendo con su novio unos siete años, y él ni quiere casarse ni quiere irse a vivir con ella por el momento. Las excusas que le da son siempre relacionadas con motivos económicos. Y ella está loca de ganas de irse a vivir con él. De compartirlo todo con él. La semana pasada, una amiga de mi prima, la llamó para contarle entusiasmada que se íba a vivir con su novio. La amiga apenas lleva un año saliendo con el chico y a mi prima, que está un poco obsesionada con el tema, le ha dado un tremendo ataque de envidia. Me contaba ayer que solo el pensar en lo feliz que estaba su amiga hacía que ella se sintiera amargadísima. Me contaba que en su delirio había llegado a pensar que no era justo; que su amiga no merecía que las cosas le fueran tan bien, así, sin más; que le daba rabia que todo le hubiera salido a pedir de boca cuando ella llevaba tanto tiempo deseándolo. La Susi sabe que lo que siente es irracional y que no está bien, pero ello no hace que cambien sus emociones. Es más, está convencida de que si fuera al revés, y fuera su amiga la que estuviera en su situación, tendría la misma envidia. Pero eso no la consuela, y se siente mala persona por tener una envidia tan furiosa y no sabe como quitársela de encima. Necesita desprenderse de esa envidia destructiva y aliviar así su conciencia.

La vida; lo sencilla que es y cómo se nos complica. La envidia. Sexto pecado capital. La envidia no soluciona nada; en cualquier caso lo empeora. La envidia no es solo desear para uno mismo lo que posee el prójimo, es también de alguna manera desear que al prójimo le vaya peor que a uno mismo. Generalmente la envidia no llega de esta manera tan devastadora, tan llena de rabia. Pero en ocasiones, cuando lo que más nos importa no nos llega, y en nuestra desesperación nos toca ser testigos de cómo a otros les llega de la manera más natural, nuestro juicio puede verse contaminado por un sentimiento irracional y frustrante que es la envidia. Y el envidioso es el que sufre.


Pienso en la Susi, y en lo que está sintiendo. Pienso en lo que es la envidia en estado puro y me pregunto que pasaría si ahora mismo la amiga de mi prima la llamara para decirle que el novio se lo ha pensado mejor y no quiere tener más relación con ella... ¿se sentiría mejor mi prima? ¿qué sentiría, compasión por la tristeza de su amiga al ser abandonada o alivio por no tener que ver la dicha de la que ella carece? En ocasiones como esta, es mejor no ahondar en lo que se cuece en cada cabeza; es mejor para uno mismo, no profundizar en las propias miserias, o quizá sí. Ser conscientes de la mezquindad de nuestros sentimientos, y conocer la irracionalidad de los mismos puede ser el primer paso para corregirlos y eliminarlos. Y lo positivo en el caso de la Susi es que ella no está contenta consigo misma y sabe que su amiga es del todo inocente. Sabe que la envidia le ha trastornado el juicio y que ella misma lo tiene que enmendar. Tiene que hacerlo por su propio bien.

P.D.: Si no podéis comprender a la Susi y no habéis experimentado nunca ese tipo de envidia corrosiva que he descrito... ¡¡ enhorabuena!! pero no detestéis por eso a mi prima, en todo caso, sentir lástima por ella, porque la pobrecita está luchando por no sentir así...

martes, 20 de abril de 2010

REBELIÓN EN LAS AULAS

Cuando a Lily le dijo la maestra que no podía asistir a clase con la falda tan corta, todas nos pusimos de su lado. Se estaba cometiendo una gran injusticia. En un país libre y democrático como es España, nos preguntábamos irritadas por qué Lily no podía ir a clase con sus minifaldas negras que le tapaban el trasero "por los pelos". Hoy les ha ocurrido lo mismo a las amigas de Najwa. Se han indignado porque a Najwa no le permiten asistir al instituto con un pañuelo islámico cubriéndole el cabello, y se han solidarizado con ella cubriéndose ellas tambien la cabeza. Una reacción lógica y normal de adolescentes. De lo más comprensible.
Un artículo del reglamente del centro, prohíbe a los alumnos asistir al centro con la cabeza cubierta con cualquier prenda: gorras, sombreros, pañuelos...
No es cuestión de si molesta a alguien o no molesta. No es cuestión de si vivimos o no en una democrácia. No es cuestión de si tiene derecho a vestir como quiera. Es cuestión de normas. Las normas están para cumplirlas. Najwa eso no lo entiende y teniendo en cuenta que es una adolescente, su confusión es comprensible.
El padre de Najwa es presidente del centro cultural islámico. Dice que él en ningún momento ha influido en su hija en su decisión de ponerse el pañuelo. Al contrario, la animába a no ponérselo. Ahora defiende a su hija. Le parece una vergüenza que en España, el país que preside la Unión Europea, un país democrático, en el siglo XXI se monte la que se ha montado con el tema del velo y se le esté causando este pesar a su hija. Al parecer, él tampoco entiende que las normas están para cumplirlas. Y mientras tanto, Najwa pasó la noche en el hospital a causa de una profunda depresión por el estrés que le está ocasionando esta situación...
El Consejo Escolar del centro, ha decidido tras reunirse esta tarde, que no van a cambiar ni a derogar el artículo que prohíbe llevar prendas cubriéndo la cabeza. Najwa debe elegir, ó quitárse el pañuelo cuando asista al centro, o cambiar de centro.
Y tal y como nos tienen acostumbrados, PSOE y PP no opinan lo mismo. El PSOE opina que debería prevalecer ante todo el derecho a la educación y que deberían permitir a Najwa asistir al centro con el pañuelo. El PP opina que deben prevalecer las normas del centro. Yo en esta ocasión opino igual que el PP. Las normas están para cumplirlas; es más, no estaría nada mal que incluyeran este tema en la asignatura Educación para la Ciudadanía. Y a Najwa no se le priva del derecho a la educación; se le exige que al igual que el resto de los alumnos, respete y cumpla las normas del centro. Nada más.
En una cosa coincido con el padre de Najwa en que esta situación es una vergüenza. Sí, es una vergüenza que por el capricho de una niña que no acepta las normas se forme tal revuelo. Es inadmisible. Y no la beneficia en absoluto porque en la vida, una no puede hacer siempre lo que le dé la gana o vestirse cómo le dé la gana porque en muchas ocasiones habrá normas que deberá cumplir.

jueves, 15 de abril de 2010

LA ARRUGA ES BELLA


Observo a mi tía Magdalena. Yo la veo como siempre, pero no está como siempre. Es ya una anciana de ochenta y tres años. Y es una anciana bella. Su piel está surcada de arrugas, pero éstas no le quitan la elegancia que siempre ha tenido y la verdad, es que no le sobra ni una sola de ellas. Yo me quedo embelesada mirándola. Veo en sus ojos, a la jovencita que sonríe desde las fotos en blanco y negro que hay en los álbumes de papá. También veo a la mujer guapa y elegante que ha sido siempre. Y la veo como es ahora. Y me gusta lo que veo. Ahora por fin comprendo que la arruga es bella. Llegar a ser una ancianita feliz y arrugadita sería maravilloso. Eso es lo que yo quiero para mí; y para todas.

Tras este bonito descubrimiento, veo a mi madre, y en silencio contemplo su rostro y me fijo en las huellas que en él ha dejado el paso del tiempo; las líneas alrededor de sus ojos caídos cuando se quita las gafas. Los pequeños surcos a ambos lados de la boca. Me gusta lo que veo. Sí, la arruga es bella.

A mí me gusta cuidarme la piel, y tenerla fresca y luminosa. Me gusta aparentar la edad que tengo, y me alegro por ello, porque pretender lo contrario no depende de mí misma. Cierto es, que voy a seguir deleitándome en la perfumería al escoger los cosméticos que me voy a aplicar con placer luego en casa y cierto es también, que cuando me mire por los espejos y me sorprenda alguna arruga en relieve sacándome la lengua me voy a mosquear mucho, mucho, mucho. Porque la arruga, no por bella es bienvenida. Y porque soy mujer, y presumida y coqueta y haré cuánto esté en mi mano por estar siempre guapa. Como hace mi tía Magdalena yendo a la peluquería todos los miércoles para que la peinen como a ella le gusta. Y como hace mi madre, siempre arregladita y con el pintalabios en el bolso. La arruga es bella, sí, pero cuidar y mimar la piel también es muy bonito. Y ser mujer y ocuparse de estar bonita... pues también. Envejecer es algo natural pero si envejeces cuidándote, es posible que las arrugas sean más bonitas, más bellas.


viernes, 9 de abril de 2010

NIÉGATE A QUE SEA LO NORMAL

En mis años de instituto, tuve una profesora de Religión a la que le encantaba debatir. En ocasiones aquélla, parecía más una clase de ética que de religión, y yo personalmente me lo pasaba "bomba". La profesora siempre intentaba hacernos comprender las cosas y que viéramos lo importante que es seguir por el buen camino. Y en los debates, había pasión por su parte. Se dirigía a nosotros, sus alumnos, con tal énfasis que despertaba en mi una sincera y total admiración. Recuerdo con especial intensidad una clase en la que nuestra profesora nos quería hacer entender que no era normal que estuviéramos acostumbrados a que en los telediarios nos informaran de crímenes, de violencia y de atentados y lo viéramos como algo normal. Argumentaba su tesis poniendo como ejemplo que el hecho de que una persona matara a otra en mitad de la calle, no era normal. Era una tragedia. Era algo inadmisible y horrible y no era normal que nosotros en nuestras casas recibieramos la noticia, y siguiéramos comiendo tranquilamente pensando en nuestros asuntos. Ese crimen nos tendría que escandalizar porque no era algo normal. Tendríamos que lamentarlo profundamente y nos debería de dejar preocupados y abatidos. Nosotros, la rebatíamos diciendo que era normal que lo vieramos normal porque ocurría con mucha frecuencia. Estabamos acostumbrados a ese tipo de noticias cuando poníamos la tele. Ella se enfadaba ante nuestro acatamiento de lo trágico. Más que enfadarse, pudiera ser que se decepcionaba. Yo entendí el mensaje que ella nos quería transmitir. Pero insistí igual que los demás en la normalidad de nuestras reacciones ante estos hechos terribles teniendo en cuenta que se producían casi a diario. A día de hoy, creo que no le llevaría la contraria. Puede que ocurra a diario el hecho de encender la tele, y enterarme de hombres que asesinan a sus parejas. No es nada sorprendente que muera un joven en una pelea en la entrada de una discoteca. Desapariciones de niños que acaban mal, es algo que por desgracia ocurre. Pasan cosas malas todos los días, pero no por eso es algo normal. No por eso, no nos afecta y no por eso nos deja indiferentes. Porque cada crimen horroriza y estremece. Y cada crimen del que nos enteramos nos hace cerrar los ojos con fuerza y desear que no vuelva a ocurrir algo así. Y ojalá el ser humano deje algún día de hacer daño a su prójimo. Es así de sencillo y se evitaría muchísimo sufrimiento. Sé que suena a utopía pero espero y tengo fé en que no lo sea. Que la familia y la escuela y todos inculquemos buenos valores y que la bondad sea inherente a todas las personas. Y que lleguen los días en que en las noticias la sección de sucesos criminales no exista.

lunes, 5 de abril de 2010

LO QUE DEJAN LAS MONAS DE PASCUA

Estas fiestas me he "puesto las botas". Una paella con mi familia en el campo. Almuerzos consistentes en bocatas de sardinas, y similares. Pan quemao y longanizas de Pascua para merendar. Buñuelos de calabaza con chocolate con mi otra familia, es decir, mi familia política. Más paella. Coca de limón de mi suegra, que le sale tan rica y tan dulce que por norma general.. repites. Mona de Pascua en mi casita viendo una peli... Torrá con los amigos... todo riquísimo sí, pero se acabó. Ahora y ya sin más demora toca la odiosa "operación bikini", que una se hace la loca, y claro, primero fue aquel kilito de las pasadas vacaciones de verano que apenas se notaba. Luego las Navidades o mejor sería decir, los turrones, mazapanes, polvorones, comilonas, roscón de reyes y demás delicias dejaron a mi "body" pesando dos kilos más, que por cierto debería haber perdido gracias a aquel régimen que anoté en mi lista de propósitos de Año Nuevo y que se me olvidó hacer. Y ahora la Semana Santa, que ha finalizado en el momento en el que la báscula me ha informado de que peso dos kilazos más, me ha dejado fastidiada hasta lo indescriptible. Odio tener que hacer régimen. Y es que una cosa es cuidar la alimentación para mantenerme en mi peso, que eso, hasta este pasado verano se me había dado muy bien, pero otra cosa es, sí o sí, tener que perder cinco kilos en tres meses. Confieso que desde la adolescencia que no me veía en esta tesitura, y no me hace la más mínima gracia. En fin, tendré que eliminar el dulce que siempre tomo con el café; Tendré que sustituir mi merienda generalmente consistente en "algo que tenga chocolate" por un yogur natural y un póleo de menta, o por un vaso de leche de soja y una manzana... no sé, ya veré como me las apaño, que va a ser harto difícil, que cuando a una le entra la ansiedad eso de conformarse con un yogur puede ser casi imposible. Y después de cenar, pues más de lo mismo: nada de dulce. El resto está bien, que mi dieta suele ser muy mediterránea.. ¡¡Aaaaarg!! que solo de pensar en el tema, me estreso. Y ya le he prohibido a mi cónyugue que me traiga "sorpresitas" del horno y le he dicho que si se le ocurre traer napolitanas o conguitos, o cruasanes de los que me gustan... que se los comerá él o los tiraré, pero que yo. ¡ nunca más !... bueno, sí, en el finde algún caprichito que tampoco hay que exagerar... :-) Ainss.... creo voy a llorar :-) :-)
Y nada más, que a parte de esta consecuencia de tanto manjar, las Pascuas han estado muy bien. He disfrutado de la naturaleza, que es una de las cosas que más me gustan. Lo he pasado muy bien en familia. He visto algunas películas que me han gustado mucho, y he repuesto las pilas para volver a la marchita. Y oye, haré régimen, pero ¡¡ que me quiten lo bailao!! :-)