jueves, 22 de julio de 2010

LOS VECINOS

Vecinos. Unos viven sobre nuestro techo. Otros viven bajo nuestro suelo. Y otros en el piso de al lado. Vidas que tienen lugar, tras paredes de ladrillo y cemento. Mientras tú cenas viendo la tele, tus vecinos también están cenando y puede que vean el mismo canal que tú. Mientras tú estás durmiendo, tus vecinos también duermen. Y cuando te despierta el despertador por las mañanas, sus despertadores también les despiertan a ellos. Te los cruzas en el ascensor, y con el sueño aún reflejado en el rostro, das los "buenos días" con educación. Al final de la jornada te los vuelves a cruzar, y comentas con ellos las sensaciones que el tiempo te provoca. Que si hace calor. Que si en la calle no se puede estar. Y que eso, que hasta luego. Y entras en tu casa, y cierras la puerta, y en ocasiones te llegan a los oídos, sonidos procedentes de esas vidas que transcurren en la puerta de al lado. Una tele demasiado alta. El ruido de una silla al ser arrastrada en el piso de arriba. Una cisterna que se vacía. El nombre de alguien pronunciado con fuerza. Y muchos más sonidos que la vida cotidiana produce; la vida misma; la nuestra y la de nuestros vecinos. Vidas que se suceden junto a las nuestras, día tras día, pero cuya relación con nosotros, se limita a un "buenos días y buenas tardes", porque aunque vivan muy cerca, no podrían estar más lejos.
Escribo esta entrada porque hoy me he enterado del fallecimiento de mi vecino el Sr. Vicente. Murió hace quince días y yo no me he enterado hasta hoy. Al caer en la cuenta, mientras realizaba mis tareas domésticas, de la cantidad de días en que no se oye nada procedente del piso de arriba, he llamado a la puerta de otra vecina, que me lo ha contado. También se enteró por casualidad, porque se cruzó con su mujer el día en que ésta había venido a recoger unas cosas para marcharse a casa de su hija unos días. Cómo es la vida. El señor Vicente. En los cinco años que llevo aquí viviendo, me habré cruzado con él, un máximo de diez veces. Era un hombre mayor, y se conoce que la enfermedad de corazón que padecía, ha terminado con él. No me asombra nada lo poco que lo conocía, porque aunque vivía sobre mi techo, los vecindarios son así. Los vecinos apenas se relacionan entre sí. Apenas hablan de nada. Yo sólo sabía que estaba enfermo, y que se levantaba tarde por las mañanas. Y esto último lo sabía a causa de los ruidos cotidianos mencionados que traspasan las paredes. Y ahora ya no está. Alguien que estaba ahí, siempre en su casa; mi vecino. Tan natural, tan desconocido. Pobrecito. Y su mujer volverá, seguirá viviendo en el piso de arriba, día tras día, y yo oiré el arrastrar las sillas cuando hace limpieza, y me cruzaré con ella en la escalera dos o tres veces al año. Y comentaremos qué tiempo hace. Porque la una de la otra somos vecinas.

15 comentarios:

YOLI dijo...

Yo me siento orgullosa (a pesar de que en numerosas ocasiones me han aconsejado que no lo haga así) de mantener unas explendidas relaciones con la mayoría de mis vecinos. Durante al menos 10 años viví en otro lugar y llegué a intimar bastante con algunos y con todos tenía algunas conversaciones diarias. En mi nueva casa me está ocurriendo lo mismo. Me siento cómoda, protegida, sé que puedo recurrir a ellos y ellos saben que pueden contar conmigo. Me gusta que sea así.

La Queli dijo...

Yo ahora soy mucho más afortunada, mi vecino más cercano el el Angel que corona la ermita del Angel, a 20 metros de casa... y nunca se me queja, mi otro vecino es el colegio y no molesta nada, sobre todo en verano, ajajajajajaja, pero dá una alegría ver a los chiquillos en el recreo.... y a las 5 de la tarde ya no queda ni dior...

Pero , en serio, estoy como loca, saludo a todos mis "vecinos" y me llevo bien con todo el mundo, aunque hace 4 meses que vivo aquí. Claro que no tener a nadie puerta con puerta ayuda mucho a ser educados.

Besucos.

X dijo...

Pensaba que era el único que tenía una relación casi inexistente con sus vecinos... xD La verdad es que sí, es justo como tú dices, aunque en mi finca todos nos enteramos de todo, y eso que son 72 puertas...

cachos de vida dijo...

Feliz fin de semana.
Un saludo.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Yo creo que esa relación casi nula con los vecinos es muy habitual, al menos es la que tengo yo. Igual la perspectiva me cambia cuando tenga "mi" casa", pero por el momento es algo que no echo demasiado en falta. Habla el solitario que llevo dentro, vaya...

Jo Grass dijo...

Yo dejé de tener relación con los vecinos cuando empecé a vivir en el centro de las ciudades. En mi pueblo los conozco a todos y, cuando nos cruzamos, siempre hay un intercambio de noticias e impresiones. Supongo que la vida en la ciudad es más dura y anónima, y la gente no quiere ni tiene tiempo para perder con los que viven encima de su techo o en la pred colindante. Mis vecinos actuales son muy desagradables. La palma se la lleva la que tengo al lado. Podría escribir un culebrón de miedo con ella como protagonista...En fin, en el fondo me parece muy triste. Me parece muy gráfico cómo lo has contado

Besotes y buen finde, guapa

Sandra dijo...

Son vidas tan proximas pero tan lejanas. Con una separación unicamente de una pared de ladrillos se esconden vidas diferentes, totalmente diferentes. Cada uno en su casa, lejos y a la vez cercanos.

En mi caso, no me relaciono mucho con ellos, porque soy asi y porque cada uno llevamos nuestra vida, pero si q hablo con todos y tenemos buena relación, somos pocos y ademas tenemos piscina lo q hace q la relación se extreche bastante cuando coincidimos, porque es inevitable cuando estas unas horas al sol con ellos, pues eso, contarte la vida.

Feliz finde nena.

Pilar dijo...

Lamentablemente somos cada día más esclavos de nuestro tiempo y su ausencia. Así somos capaces de no conocer a quien comparte espacio, gastos y compañeros de viaje (aunque sea en el ascensor), triste, pero muestra de la vida que hemos elegido.
Claro que siempre puedes cambiar esto, es fácil.
Invita la vecina de rellano a tomar un café, ayuda a la de abajo con el carro de la compra, recoge el correo de la de arriba en sus vacaciones, y sobre todo sonríe.

Miguel Angel dijo...

Yo he vivido siempre en el mismo bloque en mi pequeño pueblo...y nos conociamos todos los vecinos, eramos como una gran familia , todos los niños del bloque jugabamos juntos etc etc...ahora es diferente , en el piso de arriba viven unos Polacos y solo se de ellos...que son Polacos , por ejemplo.
Mas me impactó hace unos años cuando fui a visitar a mi hermana a Madrid, vivia en una torre de doce pisos..y creo que nunca vi ningun vecino ni escuchaba ningun ruido, como si no viviese nadie allí...en fin, supongo que la sociedad y las costunbres cambian...pero se echa de menos cuando todos nos juntabamos a la hora de bajar la bombona de butano a esperar al butanero...ahora hay gas ciudad y ya no nos juntamos , todo cambia...
Un abrazo Claire

Uma dijo...

A mi me pasó algo parecido...se murio el vecino de abajo y ni me enteré hasta pasados unos meses...

pero me gusta ese anonimato...tb soy de pueblo (aunque no ejerza) y allí es todo lo contrario...sabes cuando entran salen, nacen y mueren todos tus vecinos...y yo no podía soportarlo!! me gusta lo de andar sola entre la multitud!!
besos

Yopopolin dijo...

yo tambien he pensado muchas veces eso... los seres humanos que mas cerca estan de nosotros, siempre. Pero a la vez los mas desconocidos, los mas lejanos... no deja de ser, cuanto menos, curioso...

Scarlett Butler dijo...

yo con mis vecinos igual, hola, adiós, que tal.... supongo que al ir acelerados y cada uno a lo suyo nos ganamos eso, no?? abrazos

Atlántida dijo...

Que cruda realidad CLARIE, yo llevo viviendo desde noviembre en un nuevo vecindario y como a ti me llegan esos ecos lejanos pero ni siquiera se ponerle un rostro a todos esos ruidos. ¿Cómo se puede estar tantas veces tan cerca pero tan lejos?

El intrascendente dijo...

Yo me encuentro a gusto con el anonimato. Mis vecinos se despiertan los domingos a ritmo de bachata o reggaetón y os aseguro que, con esé único vínculo auditivo, ya me conformo. No necesito más...

Anónimo dijo...

Yo no me relaciono con ninguno de mis vecinos, ni siquiera en la piscina, vamos que del "buenas tardes" no paso.