miércoles, 14 de noviembre de 2012

LA ESPAÑA DE LOS DESAHUCIOS

A los desahucios judicialmente se les denomina lanzamientos, palabra cuyo significado es "despojo de una posesión o tenencia por fuerza judicial".  Por su parte, desahuciar significa "Dicho de un dueño o de un arrendador: despedir al inquilino o arrendatario mediante acción legal".

Artículo 47 de la Constitución Española: Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada.  Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.  La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.

Es muy común en los entierros escuchar la consabida frase "no somos nada";  sobre todo cuando el difunto es una persona joven.  Ciertamente, frente a la muerte no somos nada.  Y frente a  la vida, sin dinero, tampoco.  Y es ahora, en estos tiempos de desahucios cuando la veracidad de estas tres palabras es más patente que nunca.  No somos nada.  Sin dinero (cabe añadir), no somos nada.

Desde la confortabilidad que me proporciona  mi hogar, pensar en los desahucios se me antoja como algo ajeno.  Sin embargo, el que considero y siento como mi hogar no es mío;  mi hogar pertenece al banco hasta el día en que termine de pagar la hipoteca. Es la pura realidad.  

 El banco nos presta el dinero gracias al cuál podemos comprarnos una vivienda, y nosotros debemos devolverle ese dinero atendiendo a las condiciones acordadas y sumando unos intereses constituyentes del lucro a obtener por el banco.  Elemental.

En cualquier familia, mientras hay trabajo, todo fluye.  Las deudas se van pagando y todo va bien.  Se paga la alimentación, la ropa, los impuestos, la hipoteca y todo lo que haya que pagar.  Pero en la España que vivimos falta trabajo, y los ingresos que genera el trabajo para una familia son imprescindibles para poder vivir. Sin dinero una persona está perdida.  Una, o las que sean.  La hipoteca de la casa hay que pagarla, sí ó sí, porque si no pagas, el banco te desahucia.  Te echan a la calle.
Y no quepa duda que el banco alma no tiene.  Ni piedad.  El único objetivo de los bancos es el lucro. Lo que les ocurra a aquéllos que por no poder pagar van a ser o han sido desahuciados ni les importa ni les preocupa.  Simplemente no es asunto suyo.   

Qué sencillo parece el asunto. De cajón de madera de pino. Tan fácil de entender cómo que dos más dos son cuatro.   Lo malo es que hablamos de personas.  De familias que azotadas por la crisis económica no llegan a fin de mes.  No les llega el dinero y no pueden pagar.  Gente decente que siempre ha pagado todo lo que ha tenido que pagar pero que por las circunstancias actuales no puede.  Gente que en el momento en el que encontraran un trabajo, volverían a la normalidad y pondrían sus cuentas al día.  Pero como no somos nada, en el sentido más triste de la expresión,  muchas familias ya han perdido la normalidad.  Las consecuencias de no pagar la hipoteca han sido catastróficas y ya no tienen casa. Es muy fuerte.  Es tan fuerte, que es una de esas situaciones que si no las vives, no las puedes comprender.  Personalmente reconozco que no me puedo imaginar como se debe de sentir alguien a quien van a echar de su casa.  De repente verte en la calle;  con lo puesto.  Desesperación en estado puro.  Por eso algunos no han podido resistirlo.  Es monstruosos lo que está pasando.  Esperemos que las medidas que parece que se van a tomar no sean las únicas y los que nos tienen que proteger, lo hagan.  Nos lo merecemos.  Y esperemos también que a los que no han protegido, protejan.  Es su obligación.  En el patrimonio del banco hay en la actualidad numerosos pisos vacíos (de los desahuciados, claro), y disfrutar de una vivienda digna (que no poseer) es un derecho constitucional del individuo con lo que sin entender cómo hemos llegado a esta situación y sin tener conocimientos sobre la materia, no creo que esté equivocada cuando afirmo que si quisieran poner soluciones y ayudar a los necesitados, lo harían.  Si somos algo para los que tienen el poder, que lo demuestren ya.

3 comentarios:

X dijo...

El problema es que para los que tienen poder solo somos un voto. De los más desfavorecidos (y con esto no me refiero a los mendigos, sino a aquellos que al final nos convertiremos en uno) no se preocupa nadie, y dependiendo del partido, se favorece más o mucho más a los ricos, que son los que cuentan. La única esperanza es que en un golpe de fortuna nos convirtamos en uno de ellos. Pinta mal.

yopopolin dijo...

Esta situación es desoladora. A veces pienso que todo esto va a acabar mucho peor, porque las personas tienen un límite, y cuando ya no hay nada que perder da igual lo que se ponga por delante. Tal vez sea esa la única solución... :S

Tequila dijo...

Yo estoy de acuerdo con Yopo... me da miedo pensar en el futuro que nos espera, y pensar que los próximos, podremos ser nosotros. Ay...

Besos!!