Estaba el otro día en el parque conversando con una mamá mientras nuestros hijos jugaban en el tobogán, cuando los niños empezaron a pelearse como tantas otras veces. En esta ocasión, la discusión, gritos y llanto fueron causados porque mi niña le decía a su amiguito que no podía subir al tobogán porque era un niño. Y el tobogán era para las niñas. El niño se lo tomó muy, muy a pecho llorando y chillando lleno de pesar. Cuando su mamá le preguntó porque lloraba, él le explicó lo que ocurría y añadió que él quería subir al tobogán. Y que él quería ser una niña. Ante esta última declaración la madre no pudo evitar soltar una carcajada al tiempo que contestaba a su hijo con la siguiente frase:
- "Ay hijo, pues eres un niño ¿que le vamos a hacer?... ahora eres un niño, cuando seas mayor yaaaa..." .PUNTOS SUSPENSIVOS. No terminó la frase. Nos miramos y nos echamos a reír. Comentamos lo imposible que era esa frase pronunciada por una madre hace treinta o cuarenta años. Lo que hemos avanzado para hablar así. Como ha cambiado la vida desde nuestra infancia.
Me encanta encontrarme con personas de mente abierta y tolerante. Solo fue una frase, pero esos puntos suspensivos dejaban traslucir libertad e incondicionalidad.
1 comentario:
Pues sí, por suerte para muchas personas que han tenido que sufrir mucho por no dejarles tener su verdadera identidad, las cosas van cambiando, a veces no tan rápido como desearíamos pero lo importante es que cada vez somos más tolerantes, pienso en la película de la Chica Danesa y en un documental de niños transgenero que vi hace poco, y me duele mucho que a alguien se le obligue a ser algo que no es.
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