lunes, 31 de mayo de 2010

POBRE VAQUILLA

La única vez en mi vida en la que asistí a una corrida de toros, me llevó mi chico en las fiestas del pueblo. Llevábamos poco tiempo saliendo, y yo me sentía super feliz y super enamorada. Era una tarde de principios de un caluroso mes de Agosto. Recuerdo el ambiente festivo y las caras rebosantes de alegría. Recuerdo que yo me sentía feliz y enamorada. Del arte del torero poco recuerdo. Y el final del toro tampoco lo recuerdo bien. Recuerdo al torero sosteniendo una espada (¿o era un puñal?.. lo que fuera. ) y mirando fijamente al animal. Recuerdo que mi corazón comenzó a latir muy fuerte y que con esa fuerza deseé que no lo matara. Y en el momento exacto en el que el torero clavó al toro la espada o puñal provocándole la muerte, me tapé la cara con las manos y me puse a llorar. A mi alrededor la gente aplaudía y era feliz. Yo lloraba y me sentía fatal. Mi chico sorprendido por mi inesperado sofoco, me sacó de la plaza y nunca más hemos vuelto a ver este espectáculo al que llaman fiesta nacional.
Hoy unas horribles imágenes en las que se torturaba brutalmente a una vaquilla hasta matarla han hecho que vuelva a taparme la cara con las manos. Sé que las corridas de toros nada tienen que ver con la brutalidad cometida por las bestias estas que tienen la apariencia de los seres humanos, pero cuando he visto al moribundo animal en la pantalla de mi televisión, el recuerdo de aquella tarde a regresado a mi memoria. Y ahora me pregunto qué sienten esas personas que pegan patadas y puñetazos a una vaquilla hasta matarla. Qué sienten al verla medio muerta al tiempo que siguen golpeándola. Intento empatizar con estos individuos que han gozado matando salvajemente a un indefenso animal, pero no puedo. Sin embargo, la violencia genera más violencia, y creo que yo también podría hacer uso de ella puesto que me quedaría más ancha que larga si tuviera delante de mí a una de esas bestias que no personas, y pudiera propinárle con fuerza, eso que llaman bofetón con la mano abierta. Aunque eso no solucionaría nada.
En fín, que una vez más, la crueldad a la que puede llegar el ser humano ha llegado a la vista de todos. Y seguro que no va a ser la última. O igual sí...

14 comentarios:

Marisela. dijo...

oiiiiiiiiiins no hagas entradas con esto que me deprimo :( joo.

La Queli dijo...

No jamía, claro que no se va a acabar la violencia. Ojalá, pero el ser humano es el único animal capaz de semejante barbarie solo para divertirse. Es una lástima, pero yo tambien me unía a tí para dar de "ostias" a esos cafres. Por supuesto , yo tambien odio la llamada FIESTA NACIONAL

Uma dijo...

Lo peor es cuando los bestias que describes, maltratan y pegan a personas...que los hay, como a aquel mendigo del cajero al que quemaron vivo... por ejemplo...
hay bestias por todas partes!!

Jo Grass dijo...

No soporto estas fiestas basadas en la violencia más cavernícola en las que la gente que las aprueba se escuda diciendo que son tradiciones, y como tales deben respetarse. Incluso hablan de que esto forma parte de la "cultura" de un país. Yo me sumo a lo del guantazo.
No me extraña que te sintieras así. No he visto las imágenes de las que hablas ni ganas. Me habrían puesto igual de mal.

besitos

Yopopolin dijo...

Dicen que el animal no sufre, no? Propongo clavarles banderillas a todos los que disfrutan con semejante ¿fiesta?, para que ven que llevan la razón, que los toros se lo pasan teta con todo eso!

madre de dios... es una de las cosas que me avergüenzan de este país...

julia dijo...

No he visto las imágenes que cuentas, pero no soportaría verlas, ya que se me encoge el corazón cuando maltratan a un animal... Hay cada salvaje por ahí suelto...
Y por supuesto, estoy totalmente en contra de las corridas de toros.

Un saludo Claire!

Yandros dijo...

Me apunto a dar guantazos
Con la mano abierta o cerrada, me es igual.
Y no llamemos bestias ni animales a quien se porta así. Un animal no tiene odio, simplemente instinto de supervivencia. Nosotros tenemos odio, maldad, veneno puro. No sabemos contener nuestro poder, ni utilizarlo. Es una pena, podríamos hacer grandes cosas. Pero es más fácil destruir que construis, matar que dar vida, golpear que abrazar...
Lo dicho, me apunto a dar guantazos.

LA VANE dijo...

No quiero ni pensarlo. Yo desde que una vez vi un perro maltratado no puedo soportar ver nada de eso. Es superior a mis fuerzas, me dan ganas de llorar. No entiendo que haya salvajes capaces de maltratar a seres indefensos ya sean niños, ancianos o animales. Cuando veo algo de eso siempre pienso "Ojo por ojo". Si se aplicara asi muchas menos cosas pasarian.

Anónimo dijo...

Justo ayer comenté algo parecido en otro blog..."sadismo convertido en tradición"...eso dicen Reincidentes!!
Mierda de gente...

YoMisma dijo...

Yo tampoco puedo llegar a sentir la empatía con esos seres humanos, me resulta de hecho más fácil identificarme con la vaquilla, y si también en mi genera violencia e impotencia.

Saludines,
YoMisma

Juan Rodríguez Millán dijo...

Lo que está claro es que los animales que había en esa plaza no andaban con cuatro patas. Y por desgracia, hay demasiados así y que son felices siendo así de violentos. A veces con una vaquilla, otras con el mobiliario urbano e incluso con otras personas. Lo gracioso es que no haya consecuencias. Están grabados, se les puede identificar, pero nadie hace nada. E incluso el Ayuntamiento me dice que la vaquilla no murió por esos golpes. ¿Y qué? ¿Desde cuando la gente tiene licencia para golpear a quien o a lo que quiera?

X dijo...

Bueno, no te creas que hay tanta diferencia. En las corridas de toros, las armas son más mortíferas y el asesino está mejor considerado, eso sí.

Menos mal que no tardaremos en matarnos los unos a los otros.

Anónimo dijo...

Buff yo tampoco puedo con esto, no entiendo como una persona puede disfrutar y quedarse tan ancha torturando a un animal ... es superior a mi y no puedo respetarlo.

Besos !

YOLI dijo...

Yo he sido incapaz de verlo. Cada vez que comenzaba a oir la noticia, tenía que taparme los ojos y los oidos, porque me entraban naúseas. ¡Qué assssssssco me da esa gente, por Diosss!