lunes, 31 de octubre de 2016

AUTISMO Y ESTIGMA SOCIAL

Tomando un café abrimos nuestra alma.  Hablamos sin pensar, dejando salir con nuestras palabras todas las emociones.  Hablar sana. Una conversación puede ser una cura para nuestra alma.  Cuando compartes con alguien una circunstancia ó un condición es muy fácil que la conversación fluya.  Nada de lo que cuentes la va a sorprender.  No se va a asustar, ni te va a compadecer ni mucho menos a juzgar ni a cambiar de tema con más o menos gracia.  No se va a sentir incómoda en ningún momento.  
Simplemente te va a escuchar;  se va sentir identificada en mayor o menor medida.  En una conversación así, se comparte, se entiende y se apoya.  Se puede reir o llorar, no importa.  Las personas se entienden, se complementan.
En el mundo del autismo yo creo que hablar sana.  Y sana más todavía reir.  Pero nos siempre tienes con quien hablar.  El estigma social en torno al autismo existe y por eso muchas mamás nos sentimos incomprendidas.  Sentimos que nuestros problemas son solo nuestros, que al mundo no le importa.  Y personalmente yo necesito formar parte de un grupo.  Necesito hablar, y que me entiendan.  Necesito no sentirme sola.  
En conversaciones con mamás de niños "normales" muchas veces, cuando hablo de mi hijo, percibo que ellas prefieren no saber.  Que no les cuente.  Quizás sientan temor.  Tienen la suerte de que sus hijos están perfectamente sanos, y saben que en esto de las enfermedades y demás, dependemos de la suerte.  Y para ellas, la mala suerte cuanto más lejos mejor.  Las entiendo pero no comparto ni apruebo esa actitud.  Soy una persona dotada de mucha empatía y sensibilidad.  Escucho a los demás cualquier cosa que quieran compartir conmigo y cuando se trata de problemas o enfermedades, intento que mis palabras les sirvan de consuelo, aunque sea un poquito.  Por eso cuando hablo con naturalidad de lo que le ocurre a mi pequeño, no me gusta que no me quieran escuchar.  No me gusta que no le quieran conocer.  Y no me gusta que le resten importancia a lo que nos pasa aprovechando para cambiar de tema.  Tenemos autismo, sí, pero no por eso somos menos personas.  Somos exactamente igual que los demás.  E igual que el resto, necesitamos hablar, y comunicar y compartir y formar parte de esta sociedad.  Me vienen a la cabeza las palabras a las que ahora empiezo a dar la importancia que tienen y que son concienciación y visibilidad.  Cuando personas concienciadas se cruzan conmigo por la calle y desinteresadamente se agachan a decirle "hola" a mi hijo y le dedican el tiempecito que él necesita, mi corazón se llena de júbilo.  A esas personas ese gesto no les cuesta absolutamente nada.  Lo hacen de una manera espontánea  y natural, tal y como lo hacen con otros niños.  Pero con un niño con autismo, esos gestos cobran relevancia.  Humanidad.  Nos hacen sentir iguales y eso es más importante de lo que cualquiera se pueda imaginar.
Si algo estoy aprendiendo en esta vida, es que la realidad de las personas, para entenderla hay que vivirla.  He aprendido que debo escuchar desde mi ignorancia.  He aprendido que debo ser consciente de mis propios prejuicios para poder derribarlos.  Sé que muchas personas nos van a cerrar sus puertas pero que algunas no lo harán y que son esas personas me voy a quedar.  Las que no quieren saber de nosotros,.. pues ellas se lo pierden.  No me importa no comprender porque ese rechazo.  No tengo tiempo para lamentaciones.  Mi puerta está abierta para quien nos quiera conocer,  Para quien quiera nuestra sincera amistad.  La vida se compone de momentos, y yo los buenos momentos los atesoro y disfruto cuánto me sea posible.  A fin de cuentas, la vida son dos días.  Voy a seguir hablando del autismo con naturalidad pero quizás con un poco de intención.  Intención de concienciar.  Y ahora más que nunca voy a estar para esas personas con realidades diferentes y a las que una conversación y una taza de café les pueden suponer un cambio importante en su estado de ánimo.  Sea cuál sea la propia realidad, una buena conversación ayuda.  Todos tenemos derecho a formar parte de la sociedad.  

1 comentario:

Pilar Abalorios dijo...

No calles nunca, aunque no lo sepamos, necesitamos saber.

Un abrazo